Según un estudio de la Universidad de Michigan, “las personas que salen a correr o simplemente a caminar con sus mascotas –en este caso, perros- tienen un 34% más de probabilidades de abandonar la vida sedentaria”. Y es que los canes son animales de costumbres fijas que nos pueden ayudar a llevar una rutina saludable de salir a correr. Antes de salir a correr con ellos, o de apuntarnos a una carrera, hay una serie de pautas y puntos importantes a tener en cuenta y a valorar.
1. Consultar con el especialista. En este caso, el veterinario. Como en el caso de las personas sedentarias que se ponen a correr después de mucho tiempo sin hacer nada, antes de empezar a correr con nuestra mascota debemos consultar con un veterinario, que lo explorará y valorará su salud para cerciorarnos que correr con él no puede ser contraproducente para su salud. Desde algunas clínicas veterinarias y especialistas, aconsejan que este chequeo se haga de forma anual. Que viene a ser como la revisión anual que debería hacerse todo deportista.
2. No todos los perros son ideales para salir a entrenar. No todas las razas de perros tienen las mismas características físicas y, por lo tanto, no todas son ideales para correr y hacer deporte. En este sentido, los perros con el hocico alargado y con un tamaño considerable son ideales para el running. Los ejemplares pequeños, chatos y con patas cortas, por el contrario, impedirán que avancemos con cierto ritmo, ya sea porque no tienen una longitud de zancada idónea o bien porque puedan tener problemas para respirar (que es lo que ocurre con los canes con cara chata). En este sentido, un bulldog pueden no ser el mejor compañero de viaje, a diferencia de un pointer.
3. Corre con una correa especial. La misma correa que utilizamos para salir a pasear nuestra mascota no nos va a servir para trotar con él. Debemos adquirir una correa técnica, flexible y que vaya sujeta a nuestra cintura. De esta manera, nosotros podremos correr con las manos libres y de forma más natural y nuestro perro no irá de aquí para allí con nuestros tirones. Además de ser más cómodo, esta forma de anclaje va a hacer más seguro nuestro entrenamiento dual. Así, el arnés ergonómico es indispensable para no limitar los movimientos de nuestro perrito, además que será mucho menos lesivo que un collar. La mayoría de correas de este tipo tienen una longitud máxima de dos metros, y en nuestra cintura tendremos un cinturón ancho y acolchado que también nos evitará rozaduras.
4. Hay que tener un poco de paciencia. Si nuestro perro tiene menos de un año, no es adecuado ni aconsejable entrenar con él. Si tenemos un cachorro, podemos guardar este artículo y recuperarlo al cabo de unos meses. Hay que esperar a que sea adulto, o casi, para que haya podido desarrollar prácticamente al completo todos sus músculos y articulaciones. Como en el caso de los niños, un entreno duro a una edad excesivamente temprana puede ser contraproducente para su desarrollo normal y afectar negativamente a su musculatura y esqueleto. Este tiempo de espera suele ir de los 6-7 meses (en el caso de perros pequeños) hasta los 12 meses (en perros de raza grande).
5. Paso a paso. Una vez cumplido este requisito de espera, que nuestra mascota tenga mínimo un año, también debemos tener aún un poco más de aguante. Tal y como no se nos ocurriría correr 25 kilómetros de golpe si nunca hemos completado más de 5, en el caso de nuestro animal de compañía también debemos hacer un incremento gradual del tiempo de running canino. Por lo tanto, la fase de adaptación es fundamental para potenciar su resistencia y que, con el paso de las semanas, podamos hacer salidas bastante largas. Gracias a este entrenamiento gradual, podemos hacer que la rutina de salir a correr, poco a poco, también forme parte del día a día de nuestro can. A este aspecto, hay que añadir que la progresión oportuna en nuestras sesiones también ayudará a que las almohadillas de nuestra mascota de endurezcan de forma adecuada y esto evitará daños y lesiones posteriores. Tras una salida por la montaña o por un terreno técnico y sucio, es estimado lavar las almohadillas con jabón y un trapo. Limpiando la suciedad impediremos que esta zona sensible del perro se irrite y sea foco de infecciones.
6. El calor no es buen amigo de fatigas. Con las altas temperaturas, las personas lo pasamos mal y debemos controlar, aún más, la hidratación. Ocurre lo mismo con los perros. Con un dato añadido. Ellos sacan la lengua y jadean para enfriarse. No sudan por la piel, como los humanos y su capacidad de termorregulación es menos efectiva. Por lo tanto, es nuclear no salir a correr cuando haga mucho calor, ya que ellos no resisten al calor de la misma forma que nosotros. Si les exponemos a altas temperaturas, pueden llegar a tener un colapso –golpe de calor- e incluso la muerte. Por lo tanto, con temperaturas superiores a los 23-24 grados ya deberíamos ir con sumo cuidado.
7. La hidratación y la alimentación. Este aspecto va muy ligado al anterior apartado. Siempre debemos salir a correr con nuestra mascota acompañados de una botella de agua, a no ser que sepamos, con absoluta certeza, que encontraremos fuentes en nuestro recorrido. Eso sí, hay que esperar a que el perro deje de jadear para darle agua. Hay que esperar que se tranquilice, ya que si le damos agua cuando está jadeando, también traga aire, algo que puede implicar una dilatación estomacal excesiva –algo aún más significativas en perros grandes-. En cuanto a la alimentación, lo más recomendable es no dar de comer a tu perro durante una hora antes y una hora después de la sesión. Como en el caso de una persona, comer las horas previas o inmediatamente posteriores al ejercicio puede comportar problemas gástricos o incluso hinchazón del estómago.
La superficie. Al igual que las personas, las distintas superficies por las cuales corremos también afectan a los perros. Las almohadillas de los perros están preparadas para correr por cualquier sitio, si bien también es cierto que hay algunas superficies que son mejores que otras. Además, si nuestro perro tiene un peso considerable y no está muy acostumbrado a ir por el bosque, es totalmente aconsejable untarle las patas con una crema especial cuando vayamos con él a correr por caminos y montaña (hay varias cremas distintas en el mercado que ayudan a endurecer la almohadilla de nuestra mascota). En este sentido, deberíamos evitar correr por el asfalto y la tierra excesivamente dura, sobre todo si no está acostumbrado a él. La tierra blanda, la hierba o la arena de la playa serían las áreas más adecuadas para ello.
8. Maximizar el placer… Debemos entender el salir a entrenar con nuestra mascota como un nuevo escenario relacional entre ambos. Pero este tipo de salidas no van a suplir nuestros entrenamientos ni nos los debemos tomar como parte de nuestra preparación para ninguna carrera en concreto.
9.… Y disfrutar del descanso. Este último punto es consecuencia del anterior. Como nos pasa a nosotros mismos, no podemos salir a practicar running todos los días sin parar. Hay que aprender a descansar y ello forma parte de todo el proceso de entrenamiento. Como hacemos nosotros mismos, debemos dosificar sus salidas. Si cumplimos este decálogo, seguro que lograremos establecer un nuevo estadio relacional entre nosotros dos. Y, como escribió en su día el guionista y escritor alemán Carl Zuckmayer, nos daremos todavía más cuenta que “una vida sin un perro es un craso error”.